El comercio electrónico es una actividad que llega a todo tipo de negocios. A la gran empresa y al pequeño comerciante. Cuando un comerciante local quiere entra en la venta por Internet, digamos que tiene dos grandes posibilidades. La primera posibilidad es construirse una tienda propia comprar un dominio propio y dedicarse a las labores de comunicación para generar trafico en la tienda. Si tiene tráfico tendrá posibilidad de vender que de eso se trata evidentemente.
Pero existe otra gran posibilidad, que es utilizar esas grandes plataformas de ecommerce que poco a poco se están consolidando en nuestro entorno, en nuestro mercado. Plataformas como Amazon, Rakuten, Alibaba, etc. Estas ofrecen una grandes posibilidades al pequeño comerciante para llegar a su público pero tienen un modelo de negocio que puede ser un tanto negativo para los intereses del comerciante en el sentido que cobran una comisión por las ventas efectuadas.
Evidentemente estas plataformas juegan a favor de intereses privados, de sus accionistas y no tanto pensando en los intereses del consumidor que tiene pocos recursos como el mismo tendero que tiene pocos margenes comerciales. Esto lo cuento porque ahora se ha presentado una nueva plataforma, una nueva iniciativa liderada por la Caixa, el Banco de Santander y Telefónica denominada Yaap Shopping. Es un tipo de espacio basado en la movilidad. Es una aplicación que cualquier persona se puede descargar en su dispositivo móvil para encontrar las ofertas comerciales que pueden existir dentro del entorno geográfico donde esa persona está viviendo. Puede comprar productos que estan de oferta o que el comerciante está promocionando y puede recoger los productos comprados en la tienda real. En realidad no existe el envío de mercancías como ocurre habitualmente en el comercio electrónico.
Nos encontramos con una iniciativa que, como el resto, disminuye los ingresos del comerciante. Lo que se hace es invitarle a su introducción apelando a un módico 2% de las ventas al cual hay que añadir las comisiones por uso de tarjetas y también, evidentemente, lo que el comerciante deja de ingresar por las promociones que está haciendo.
Esta gran iniciativa es muy respetable dentro del entorno del libre mercado, donde estamos instalados desde casi siempre. Lo que ocurre es que no podemos caer en el error de creer que este tipo de iniciativas son beneficiosas en sí mismo para la sociedad. Y no necesariamente es así en tanto en cuanto estamos reproduciendo en Internet lo que sucede en la vida real donde se está produciendo una gran deflación, provocando una reducción de los ingresos de todos y los únicos que están obteniendo beneficios son las grandes plataformas que lo están impulsando, y que evidentemente velan por los intereses de los accionistas.
Si lo que se pretende es crear un nuevo mundo, más justo, con una economía más saludable y más razonable, probablemente también deberíamos exigir a las administraciones que también tomaran posiciones igual que están tomando estas iniciativas privadas e invirtieran en este tipo de calles o espacios virtuales en la red para que el ciudadano también pudiera comprar. O sea, que el comerciante no tuviera que pagar unos costes extras para conseguir aquello que todas las ciudades y todo el mundo quiere, que es que tenga una gran visibilidad y se muestre al mundo tal como son, ofreciendo cosas que necesitamos comprar y necesitamos tener
Porque no tan solo tenemos que esperar que las administraciones inviertan en la construcción de grandes mercados o de espacios comerciales en centros históricos o que iluminen las calles cuando llega la Navidad. Esto está muy bien, pero también deberían pensar en construir estos espacios virtuales para que no acabemos pensado que tener que pagar comisiones bancarias y sobre-costes es lo mas normal y corriente.
Quizás no es así.